martes, 13 de diciembre de 2011

Vino_Ecológico

Se acercan  las fechas navideñas, periodo en  el que somos bombardeados por campañas publicitarias que nos incitan al consumo, muchas veces excesivo e irracional. Es difícil aislarse de esta tendencia, pero podemos pensar que una manera más serena de consumo es posible. Siempre debe empezar por la reflexión ¿lo que estoy comprando es necesario? si la respuesta a esta pregunta afirmativa debemos enfrentarnos al acto de comprar de la manera más  racional posible.  
 
En estos días realizamos compras para las excelsas comidas y cenas navideñas, así como para los regalos de aquellas personas queridas. Un elemento común en ambos casos y que nunca falta en estas fechas es acompañar nuestras comidas con un buen vino, o regalar una botella a nuestros amigos, o compromisos empresariales. Hoy proponemos un pequeño gesto  amable con el medioambiente, que consiste en degustar o regalar vino ecológico.

Actualmente hay muchas bodegas que pueden poner en sus contraetiquetas que forman parte de la denominación de origen “Agricultura ecológica”, aunque no existe una etiqueta específica para vino ecológico sino que se regula mediante las etiquetas genéricas de cada una de las Comunidades Autónomas.

Esta denominación tiene un severo reglamento, controlado por un consejo regulador, que establece lo que se permite o no dentro de la elaboración del vino para entrar en la categoría de Vino Ecológico:
  • A la hora de fertilizar la cepa en el campo, solo están permitidos abonos orgánicos naturales, procurando además que sean de origen vegetal y procedentes de residuos del propio cultivo, como orujos o sarmientos triturados. Vale el estiércol de animales y también el "compost"; lo que no valen son abonos minerales, fundamentalmente los nitrogenados. No se pueden quemar restos de cultivo para no afectar a la flora microbiana del suelo.
  •   Está prohibido la utilización de herbicidas para luchar contra las malas hierbas, que deberán ser trabajadas con laboreo mecánico, ya que los suelos que rodean la cepa deben tener mucha vida con biomasa, gusanitos y demás elementos de la naturaleza.
  • Contra las plagas por insectos nada de plaguicidas; o bien cepas resistentes, o bien la utilización de feromonas que son como cepos de atracción sexual que confunden y evitan la reproducción de los insectos.
  • A la hora de elaborar el vino se exige que la fermentación sea con levaduras naturales o autóctonas, que no sufra luego por válvulas o bombas, que la clarificación sea natural con clara de huevo, gelatina y cosas así; y luego permite la adición de unos contenidos muy pequeños de anhídrido sulfuroso como conservante y de ácido tartárico para corregir la acidez.
Es evidente que el vino ecológico no tiene porqué ser mejor que el normal, puede que incluso pueda suponer un pequeño incremento de coste debido al menor rendimiento de los cultivos, pero estamos seguros que con nuestra acción estamos contribuyendo a la conservación del planeta en diversos ámbitos:
  • Reducción de los impactos energéticos debido al uso de abonos locales que no tienen que ser producidos mediante procesos industriales en fábricas lejanas y luego transportados a la finca.
  •  Utilización de variedades locales de uva adaptados al clima y con menores necesidades de riego.
  • Contribución a la biodiversidad evitando el uso de pesticidas y de quemas de residuos de poda que empobrecen el terreno.
Cerca de un centenar de bodegas españolas, o hacen vino ecológico o trabajan con cultivos ecológicos. Y eso está muy bien, no sólo por la defensa del medio ambiente, sino porque cada vez hay un mayor número de consumidores que quieren productos de este tipo. Y la virtud, debe tener una recompensa.

Como no hay nada mejor que predicar con el ejemplo estas Navidades probaremos dos tintos: 01 OUNO 2010 de Toro y ARAGUS 2009 de Campo de Borja.